Para qué sirve la historia y por qué debemos estudiarla

Persona camina hacia un gran reloj en un túnel de roca y engranajes, creando una atmósfera surrealista y misteriosa.

Suponemos que alguna vez te habrás preguntado «¿para qué me sirve la historia? ¿para qué sirve aprender fechas de eventos?» Puede que la hayas visto como una sucesión de fechas y eventos lejanos sin relevancia en tu vida diaria, pero la historia es mucho más que eso. Es la clave para entender quiénes somos, cómo hemos llegado hasta aquí y hacia dónde podríamos ir. En este artículo, vamos a profundizar en los motivos por los que la historia es una materia de estudio imprescindible. Y en Juan XXIII Zaidín, queremos demostrarte que esta apasionante disciplina puede despertar tu curiosidad, desarrollar tus habilidades, inspirarte y abrirte un sinfín de puertas en tu vida personal y profesional.

¿Qué es la historia?

La historia es una disciplina que nos permite comprender el pasado y su influencia en el presente y futuro. A través del estudio de los eventos pasados, podemos conocer los procesos que han dado forma a la humanidad y a las diferentes sociedades a lo largo del tiempo. La historia no solo se limita a los acontecimientos políticos y militares, sino que abarca todos los aspectos de la vida humana, como la economía, la cultura, el arte y la ciencia. Además, la historia nos ayuda a entender cómo se han desarrollado las civilizaciones, sus cambios y continuidades, y cómo han interactuado entre sí. Al analizar documentos y fuentes históricas, podemos reconstruir los hechos y obtener una visión más precisa del pasado. La historia también nos ayuda a desarrollar una conciencia histórica, alimentando la capacidad crítica y el diálogo constante para comprender nuestro propio contexto e identidad. En resumen, la historia es una herramienta poderosa que nos ayuda a comprender quiénes somos y cómo hemos llegado hasta aquí.

Despierta tu curiosidad

Estudiar la historia de la humanidad es como abrir un libro de misterios e intriga, donde cada capítulo te invita a descubrir más. A medida que conoces las distintas épocas y sucesos importantes, tu curiosidad se despierta y se anima a explorar más allá. Echa un vistazo a tus antepasados y entenderás por qué es importante estudiar historia. Por ejemplo, ¿sabías que aún no se tiene una explicación certera de cómo se construyeron las pirámides de Egipto? El mero hecho de querer entender cómo lograron una hazaña tan relevante en el pasado puede ser un empuje para comenzar a estudiar historia. Este proceso de descubrimiento y aprendizaje no solo es emocionante, sino que alimenta tu interés y vincula el pasado y presente, impulsándote a seguir investigando. De esta manera, la historia se convierte en una herramienta perfecta para cultivar y satisfacer tu curiosidad.

Te hace profundizar en las raíces de la sociedad

Entender la historia ayuda a entender la sociedad en la que vivimos. Cada norma, tradición o costumbre tiene sus raíces en acontecimientos pasados. Por ejemplo, ¿Por qué se celebra el 12 de octubre el Día de la Hispanidad en España? Adentrarte en la historia nacional te permitirá comprender los hechos que llevaron a esta festividad. De igual forma, entenderás cómo y por qué algunas sociedades cambian y otras permanecen las mismas. En resumen, conocer las raíces de la sociedad a través de la historia te brinda una comprensión más profunda de por qué el mundo está configurado como lo conocemos hoy.

Desarrolla tus soft skills (habilidades blandas)

Estudiar historia, una asignatura crucial en nuestra docencia, no solo te dota de conocimientos sobre el pasado, también ayuda a desarrollar habilidades blandas muy valoradas hoy en día. Por ejemplo, al analizar distintos hechos históricos -algo que hacemos a través de nuestra didáctica-, desarrollas tu capacidad para resolver problemas, ya que debes conectar distintas piezas de información, entender las causas y los efectos, y sacar conclusiones. De igual forma, al debatir sobre estos temas, practicas y mejoras tu habilidad para comunicarte y escuchar a los demás con empatía y respeto. Estas competencias son esenciales, tanto en la vida personal como profesional, y aprender historia es una vía efectiva para adquirirlas.

Desarrolla tu pensamiento crítico

Al sumergirte en el estudio de la historia, no solo aprendes qué ocurrió, sino que también te haces preguntas sobre por qué y cómo sucedió. Este ejercicio de análisis y reflexión es una gran manera de desarrollar tu pensamiento crítico. Por ejemplo, cuando estudias el Renacimiento, no solo memorizas fechas y artistas, sino que también reflexionas sobre los factores que permitieron ese florecimiento cultural y científico. El pensamiento crítico es una habilidad vital porque te permite tomar decisiones informadas y racionales, tanto en tu vida personal como en tu trayectoria profesional.

Te inspira con personajes históricos

Los personajes históricos pueden ser grandes fuentes de inspiración. Conocer sus vidas, los retos a los que se enfrentaron y cómo los superaron puede motivarte a alcanzar tus propias metas. Por ejemplo, piensa en Marie Curie, la primera mujer en ganar un Premio Nobel y la única persona en recibirlo en dos campos científicos diferentes. En una época en que las mujeres raramente tenían acceso a la educación superior, ella no se rindió y dejó una huella imborrable en el mundo de la ciencia. De su vida, podemos extraer una gran lección que ella misma aprendió y plasmó: «En la vida, nada se debe temer, solo se debe comprender». ¿Quién sabe? Tal vez al adentrarte en la historia encuentres a tu propio héroe inspirador.

Te enseña valiosas lecciones

El estudio de la historia está repleto de lecciones valiosas. Los eventos históricos, ya sean triunfos o desastres, nos ofrecen enseñanzas que podemos aplicar en nuestra propia vida. Por ejemplo, la caída del Imperio Romano puede mostrarnos lo importante que es el buen liderazgo y una administración eficiente. O el sufragio universal, que nos enseña la importancia de la lucha por los derechos y la igualdad. En definitiva, la historia es un gran maestro que nos permite aprender de los aciertos y errores del pasado para que no se repitan en el futuro.

Te pone en contacto con la identidad de países y sociedades

Conocer la historia de un país o una sociedad te permite adentrarte en su identidad: comprender sus tradiciones, sus valores y su visión del mundo. Por ejemplo, si quieres entender por qué la fiesta de la Tomatina es tan importante para los habitantes de Buñol, en Valencia, debes conocer su historia y cómo nació esta tradición. Lo mismo ocurre con fenómenos globales, como el amor universal por el fútbol. Tras conocer su historia, desde sus humildes orígenes británicos hasta su popularidad actual, entiendes por qué es considerado más que un juego en muchas partes del mundo. En definitiva, el estudio de la historia te acerca a la esencia de diferentes culturas y te ayuda a entender y valorar su diversidad.

Mejora tu inteligencia política

La historia es esencial para entender el complejo mundo de la política. Los movimientos políticos, las formas de gobierno y las leyes no surgieron de la nada; todos tienen su origen en hechos y pensamientos históricos. Por ejemplo, para entender por qué existe la Unión Europea, es fundamental conocer las devastadoras guerras mundiales que la precedieron y el deseo de paz y cooperación que llevó a su creación. Esto mejora tu capacidad para entender y evaluar las actuaciones políticas actuales y te ayuda a tomar decisiones más informadas como ciudadano.

Te hace mejor ciudadano

Estudiar historia por tu cuenta o incluso en el instituto te convierte en un mejor ciudadano, equipándote con las herramientas para entender el mundo en que vives y participar activamente en él. Por ejemplo, conocer los esfuerzos que hicieron nuestros antecesores para conseguir derechos que hoy consideramos básicos, como el voto o la igualdad de género, te ayuda a valorarlos y luchar por mantenerlos. Además, te prepara para hacer frente a retos actuales aportando una perspectiva histórica, y te anima a participar en la sociedad con un espíritu crítico e informado. En suma, el conocimiento de la historia es fundamental para ser un ciudadano activo y comprometido.

Te puede ayudar en tu carrera profesional

Aunque a veces pueda pasar inadvertido, el estudio de la historia puede ser de gran utilidad en tu carrera profesional. Por un lado, desarrolla habilidades transferibles como el pensamiento crítico, la resolución de problemas y las habilidades comunicativas. Por otro lado, la comprensión de los antecedentes históricos puede ser vital en muchas profesiones. Por ejemplo, si trabajas en relaciones internacionales, entender las tensiones históricas entre países puede ser crucial. O si eres diseñador de moda, conocer la evolución histórica de diferentes estilos puede potenciar tu innovación creativa. Así pues, la historia puede darte una ventaja competitiva en el mundo laboral.

Vídeo recomendado: ¿Por qué estudiar historia? | José Luis Corral Lafuente

A continuación, te recomendamos que veas la charla TEDx del historiador José Luis Corral Lafuente. Es una charla con muchos puntos clave y da una visión muy enriquecedora de para qué sirve estudiar historia y cómo aprender historia nos permite entender el presente, construir el futuro y evitar cometer los mismos errores una y otra vez. 

Transcripción del vídeo

¿Por qué estudiar historia a principios del siglo XXI? Bueno, yo tengo una doble condición. Por un lado, soy profesor de historia, doy clase de historia medieval. Soy medievalista, no medieval. Los medievales se acabaron hace ya unos cuantos años o unos cuantos siglos. Doy clase de historia, por tanto soy profesor de historia, pero tengo un gran defecto como historiador, o eso me han dicho alguna vez, que es que escribo novelas históricas. Es como si te dicen que eres un gran científico y eres el mejor en la ciencia, pero juegas muy bien al tenis, que le vamos a hacer. Bueno, yo no creo que sea un defecto, porque además, ser historiador y ser novelista no es incompatible. ¿Y por qué estudiar historia pudiendo llevar la imaginación a las novelas? Lo he traído escrito para no equivocarme, pero fijaros lo que dice el diccionario de la RAE, diccionario de la lengua española, en la entrada Historia. La primera acepción dice narración y exposición de los acontecimientos pasados y dignos de memoria, sean públicos o privados. La segunda acepción dice disciplina que estudia y narra esos sucesos. Renato del pasado a los sucesos que han ocurrido, la narración de esos hechos y por tanto, lo verídico, lo que ha ocurrido, lo veraz.

Yo os he dicho que soy un profesor que escribe novela histórica. Y la novela histórica son dos palabras que forman un oxímoron perfecto. Ya sabéis que un oxímoron es una figura normalmente literaria que uniendo dos palabras presuntamente contradictorias, dan un término nuevo. En poesía dice un poeta El silencio era sonoro, un silencio sonoro. Hombre, si es silencio no suena y si suena no es silencio. Hay un oxímoron en español más perfecto, el más perfecto posible. La guardia civil. Si eres guardia civil, si ya no eres civil y si eres civil no eres guardia. Evidentemente, ¿no? Bueno, pues la novela histórica parece un oxímorol, ¿no? Porque novela es ficción, fabulación, imaginación. Y el adjetivo histórica nos lleva a esa acepción que decía el diclario de la Academia. Pero fijaos, vamos a avanzar en otras acepciones de la palabra historia del diclario. En la séptima entrada dice, de historia, narración inventada. Y en la octava, mentira o pretexto. ¿En qué quedamos? La misma palabra, historia, sirve para un relato de los hechos verídicos del pasado es una palabra para una mentira o para un pretexto. Todos los días, seguramente, utilizamos esta palabra en ese sentido… Me voy a inventar un palabrejo oximoníaco.

Como si fuera un oximono, ¿no? Por ejemplo, cuando tienes un niño pequeño ya cometido una pequeña fechoría, una tropería, una travesura, y te está contando una mentirijilla, le dices a ver, hijo mío, mira, no me cuentes historias. Fijaos, no me cuentes mentiras. O cuando quieres que te diga una mentira, te cuente la verdad, le dices Cuéntame esa historia, cuéntame la verdad. Utilizamos la misma palabra para la verdad y para la mentira. Y esto ha sido siempre así. Porque la historia es un arma ideológica formidable y por tanto el poder, todo poder, todos los poderes, poderes políticos, los religiosos, ni os cuento, los económicos, utilizan, han utilizado la historia precisamente para justificarse. Y lo han utilizado, empleando tres errores monumentales que cualquier historiador debe evitar a un historiador un poco serio que sea. Esos tres errores monumentales que se utilizan y se siguen utilizando, se siguen aplicando al concepto de historia. Por cierto, hacemos historia todos los días. No me da tiempo, pero otro día lo explicaré. Esos tres conceptos son muy fáciles de entender con ejemplos. El primero es el presentismo. Presentismo significa proyectar en el pasado más remoto posible una idea política, ideológica, religiosa del presente.

España es una nación desde Ergantonio. Ergantonio es el mítico, semi-legendario Rey de la Plata, el hombre de la plata de Tartessos. España no es una nación desde el siglo VI, VII, antes de Cristo. En todas las cosas porque el concepto nación en ese tiempo existía la palabra natio en latín, pero no era exactamente el concepto de nación que ahora entendemos. Pero es igual. Hay gente que entendiendo que España debe ser una unidad de destino universal, como decía José Antonio Primo del Rivera, una majadería más de las muchas que se han dicho, se proyecta ese concepto actual de nación en ese pasado más remoto posible. Sabino Arana Goirí, el fundador del PNV, lo remontaba a Dani Eva, que como sabéis, Dios los puso según está escrito, según Sabino, es bueno de Sabino, en el País Vasco. En Cataluña, por ejemplo, en los últimos años se está proyectando una idea presentista tremenda en la historia, incluso en la alteración de los conceptos. Cataluña es una nación. Bueno, veremos a ver. Pero lo que no se puede hacer es utilizar el presentismo en la historia para proyectar una idea de nación catalana en ese pasado más remoto posible.

Y además, inventando ese conceptos falsos como la corona catalana o aragonesa, que jamás existió y no la encontraréis en ningún sitio hasta que se la inventaron. Próspero de Bufarul y Mascaró y su pariente Antonio de Bufarul, hacia 1870, se inventaron ese concepto para dar cabida a una idea del año 1870 que se proyectaba en ese pasado medieval de Cataluña. Recordad que en 1870 estaba muy de moda lo de la Confederación, las concederaciones en Italia, en el Rín, en Alemania, los nuevos estados que van a ser Italia y Alemania. Y ese concepto presentista de concederación dio origen a la idea de la Confederación catalano- aragonesa. Nunca hubo tal concederación y mucho menos catalano- aragonesa. Hubo una corona de Aragón. Yo tengo un libro muy interesante que lo podéis leer al respecto. Por tanto, el presentismo ha servido para que ese poder ese gran poder, esos grandes poderes actuales o del siglo XVI, lo proyectaran en el pasado más remoto posible para que la idea de continuidad del poder no se alterara. Por tanto, el presentismo como gran error de la historia. Un segundo gran error es el maximalismo. Esto es tremendo. Cuando un historiador aplica conceptos genéricos a lo particular.

Cuando los españoles fuimos a América y están hablando del siglo XV finales o del 16. Yo no fui. Soy mayor, pero no tanto. Ese concepto de decir los españoles en América, todos los catalanes, todos los vascos, todos los aragoneses, eso es puro maximalismo. El maximalismo parte sobre todo de una idea histórica de la construcción de una nación a partir de unas fronteras y de un agente. Y las fronteras son aleatorias. Fijaos lo que está pasando estos días, estas semanas, estos meses en Ucrania, en la invasión de Ucrania por los rusos. Se está reivindicando un territorio a partir de unas fronteras aleatorias y se hace maximalismo. Ahora todos los rusos son muy malos y todos los ucranianos son muy buenos. Zelensky es un héroe. Cuando hace un año y medio, todos los uruguenses fijaos cómo ponía en la Zelensky algunos, de chupa de Domine, Maximalismo. Evitar el detalle, lo particular, lo interesante de cada uno, la individualidad para que el colectivo te agobie, te ahogue y se te lleve por delante. Y por fin el reduccionismo. El reduccionismo también es un error terrible. Consiste en que aspectos complejos de un pueblo, de una persona, de una cultura, de una situación o de una nación se reducen hasta el absurdo.

Y aquí entramos en una deriva muy peligrosa de buenos y malos. Los buenos y los malos. Yo estoy escuchando estos días en algunos lugares por el norte de España se está celebrando, conmemorando, bueno, celebrando, no es lo mismo celebrar que conmemorar, lo están celebrando, el 1300 aniversario de la batalla de Covadonga. Todos habéis estudiado la batalla de Covadonga, ¿no? En el año 722, aunque no está documentada en ninguna parte, don Pelayo, un caudillo que no sabemos si era un visio do o era un caudillo local de Asturias, se enfrentó con los musulmanes y los derrotó. Las primeras noticias de esa batalla aparecen en las crónicas de un rey que organizó, encargó un rey de León, Alfonso III, en el año 883. Habían pasado como 160 años de la batalla de Coatonga. Nadie había citado hasta entonces la batalla de Coatonga. No importaba en absoluto. Lo que importaba es que Alfonso III de León necesitaba para una idea política que él tenía en ese momento un mito fundacional. Y fue muy sencillo. Cogió a su esto del nepotismo ha existido siempre. Cogió a su sobrino, que lo había nombrado obispo de Zamora, recién repoblada, y le dijo Escribe una crónica donde haya un hecho fundacional heroico que aparezca la Virgen, por supuesto, y que haya un milagro.

El obispo Sebastián les encargó a sus escribas, allí en el escritorio del obispado de Zamora, que copiaran el libro Primero de los Jueces. Los copistas medievales se olvidaron de cambiar algo. Se olvidaron de cambiar algunas cosas. Donde ponía Josué, pusieron Pelayo. Pero se olvidaron de cambiar a quién había derrotado Pelayo en Covadonga. Y Pelayo en Covadonga, según estas crónicas, derrotó a los caldeos. ¿Por qué Josué en la Biblia derrota a los caldeos? No sé qué hacían los caldeos por Covadonga en el 722. Hasta entonces nadie, ni las fuentes cristianas ni las fuentes musulmanas, habían hablado de Covadonga. Por eso es tan importante estudiar historia. Por eso es tan importante insistir en una historia combativa, crítica, una historia que nos lleve a pensar que somos lo que somos por lo que hemos sido y que no nos borren, que no nos quiten, que no nos engañen, que no nos hagan pensar que somos lo que somos por lo que quieren que seamos. Y para esto la historia es fundamental y para esto las humanidades son esenciales. La filosofía, el arte, la historia. Por eso hay que estudiar o leer historia a principios del siglo XXI. Porque si no, nos seguirán engañando como han hecho tantos siglos y siguen haciéndolo.

Falta un segundo. Muchas gracias.

Conclusión

En conclusión, la historia es más que fechas y acontecimientos del pasado. Es una luz que ilumina el camino hacia el entendimiento de nosotros mismos, nuestras sociedades y nuestro mundo. En Juan XXIII Zaidín, nuestro colegio concertado en Granada, damos una gran importancia a su enseñanza. Desde la historia nacional hasta la historia del arte, ofrecemos a nuestros estudiantes una visión completa y enriquecedora de esta fascinante materia. Invitamos a todos los estudiantes, y también a sus familias, a sumergirse en el apasionante viaje que ofrece la historia. No solo mejorará vuestras habilidades, también expandirá vuestra comprensión del mundo y os equipará para afrontar el futuro con una mayor perspectiva. Recordemos las palabras de Cicerón: «La historia es testigo de los tiempos, luz de la verdad, vida de la memoria, maestra de la vida, mensajera de la antigüedad». Así que os animamos a que la estudiéis y la exploréis.

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